¿Teatro contemporáneo, de vanguardia, experimental... cuantas etiquetas han puesto a las direcciones de Ana Vallés...
Por supuesto, no de vanguardia, que nos lleva a una época ya pasada. Seguir hablando a día de hoy de teatro de vanguardia me parece curioso e indicativo de lo poco que han evolucionado las artes escénicas en España. No se nos ocurriría aplicar ese término a la literatura o a las artes plásticas, por ejemplo.
De ninguna manera experimental. El espectador que viene a ver a Matarile no viene a ver experimentos. Los términos experimentación e investigación siempre me producen rechazo; doy por sentado que en todo proceso de creación se prueba, se indaga, se tropieza, se encuentra; y eso está implícito en toda composición, de lo contrario sabríamos de antemano lo que vamos a hacer. En las últimas décadas se han valorado en exceso el proceso y el discurso, anteponiéndolos al resultado, al mostrar. Yo estoy más en el mostrar, en lo que para mí es la base del teatro: el encuentro con el espectador.
En cine se utiliza un término que me parece adecuado: cine de autor. Si tengo que definir lo que hacemos hablaría de teatro de creación, lo que implica un sello propio. Teatro de autor también me parece correcto, pero yo no estoy sola, tengo un equipo de cómplices. El primero de ellos, Baltasar Patiño, que es quien imprime la potencia visual en Matarile.
¿Qué es Daimon y la jodida lógica?
En Daimon nos hemos metido todos en una tormenta. Daimon es un paisaje para transitar durante 2 horas de actuación en las que se pasa por muchos sitios, con nueve intérpretes: bailarines, actores y músicos sin separación de roles, mezclando lenguajes, procedencias, edades y experiencias.
Mezclando textos atormentados con bailes de voguing, un solo de batería con una dieta contra la melancolía, una viola sintetizada y el intento de conciliar el deseo con la renuncia al deseo. Es una reivindicación de lo daimónico: lo inefable, lo que no podemos razonar.
Explica que lo que más le interesa como espectadora es que la sorprendan, los espectadores de Daimon se sorprenderán?
Espero que sí porque lo contrario sería algo previsible, rutinario o complaciente.
Yo me sitúo siempre como espectadora, y por eso me cuesta hablar a priori de nuestro trabajo. No me gustaría dirigir la mirada del espectador en una dirección.
Son muchos los referentes que aparecen en el universo de esta nueva propuesta, des de Pina Bausch, hasta Bob Fosse o Bolaño.... ¿Por donde pasearemos el sábado 20 de marzo y con qué objetivo los une en esta propuesta?
No hacemos nada solos. Nadie crea a partir de la nada. En Daimon he querido hacer explícitas referencias que me han acompañado de una u otra manera. Y aparecen, nos acompañan.
¿Qué le dice su Daimon sobre el futuro más cercano?
Que me niegue a hacer teatro online!
L'espectacle Daimon y la jodida lógica es podrá veure dissabte 20 de març, a les 19 h a la Sala Gran del Teatre L'Artesà. Compra la teva entrada aquí